En otros tiempos (hace mucho), el deporte era un tema más social y de bienestar del cuerpo; se trataba de un entretenimiento con objetivos, un entretenimiento en el que las personas que lo practicaban trataban de mostrar su superioridad en determinadas destrezas, importantes para cumplir las metas del juego.
Quienes participaban, lo hacían ateniéndose a reglas y procedimientos acordados, procedimientos que tenían objetivos contables (como puntos, por ejemplo). Era un pasatiempo.
Con el tiempo y debido a muchos factores (probablemente la globalización como uno de los principales) la competitividad deportiva se ha convertido en algo bastante serio; las técnicas, los materiales, los lugares, todo se ha tecnificado a medida que los avances científicos –en áreas como la física, materiales y tejidos, electrónica- se han desarrollado.
El progreso de la ciencia le llegó al deporte; en cosas como ayudar en el rendimiento de los jugadores, en el control de partidos o mejores y más eficientes procedimientos deportivos (en cuanto a control de cumplimiento de reglas, por ejemplo).
¿DÓNDE ESTÁN, CONCRETAMENTE, ESTAS IMPLEMENTACIONES TECNOLÓGICAS?
Muchos de estos avances están ocultos a la simple vista y son detalles tan pequeños que pueden parecer superfluos, pero pueden llegar a hacer una gran diferencia en el desempeño de los y las deportistas.
Por ejemplo las pelotas de fútbol oficiales usadas por la FIFA son una maravilla de la tecnología, contienen capas sintéticas y rellenos de gel especial que absorbe con mayor docilidad los golpes, y además como hay canchas en lugares tan diferentes en el mundo, estas pelotas se adaptan de cierta forma a su entorno, haciéndolas más eficientes en cuanto a características de velocidad, fricción y peso, con lo que las estrategias deportivas de los equipos profesionales, pueden estar armadas en función a ello. Además, se estandariza el juego porque todos los equipos juegan con esas condiciones conocidas.
Otro gran avance y que ha ayudado a resolver muchos partidos, es la posibilidad de repetir jugadas desde varios ángulos en las canchas. Este método es relativamente nuevo, ya que muchas organizaciones de deporte todavía rechazan la incursión de la tecnología como método oficial. Un artefacto muy conocido en este ámbito, es la cámara “spider” que hay en los mejores y más visitados estadios del mundo. Estas cámaras están suspendidas en el aire gracias a cables que cubren todo el campo, por lo que la cámara puede hacer tomas desde prácticamente cualquier coordenada sobre el campo, y a cualquier altura. Esta cámara se encuentra, por ejemplo, en el Estadio Azteca en la Ciudad de México.
Desde podómetros personales para monitorear nuestro rendimiento, hasta el cronómetro que cuenta hasta las décimas de un segundo y por el cual muchos ganan o pierden, la tecnología nos ha llevado a una nueva era más precisa.
El podómetro es un aparato empleado para medir el número de pasos y que indirectamente puede servir para medir la distancia, velocidad y cadencia del caminar de una persona durante el día. “El podómetro tiene un sensor interno que es capaz de detectar el balanceo producido por cada paso y registrarlo. Es mediante la personalización de la distancia media del paso, que el podómetro puede deducir aproximadamente distancias, velocidades y cadencias.
La precisión de las mediciones depende mucho de la capacidad de mantener un paso estable y determinar su longitud media. Suele emplearse para mediciones aproximadas en el rango entre 5 y 200 metros.” (http://guiafitness.com/como-funciona-un-podometro.html)
Muchos deportistas y equipos de todo tipo de disciplinas invierten miles de dólares en implementos para mejoras su rendimiento en, aunque sea, décimas de segundo, algo que parece microscópico e insignificante pero es de gran diferencia al momento de determinar el ganador y perdedor en una competencia deportiva. Un claro ejemplo de esto son los uniformes de telas especiales que, por su naturaleza de material y construcción, ayudan a mejorar la velocidad del deportista (por tener menor resistencia al viento, por ejemplo), tomando en cuenta principios de dinámica y materiales.
La construcción de los estadios más grandes lleva un proceso tan cuidadoso y con tal nivel de ingeniería que cualquier rascacielos puede verse como un capricho estético a la hora de compararse con los diseños súper funcionales de construcción de estos lugares que son escenarios gigantes, para decenas de miles de personas cada vez.
Como si nada de lo anterior fuese impresionante, hay que tomar en cuenta que los grandes eventos deportivos hoy en día son espectáculos, y en gran parte, ni siquiera deportivos: las inauguraciones, los shows de medio tiempo, entre otras cosas, significan un despliegue técnico de gran magnitud, que además de una súper inversión económica, representan el empleo de muchos artefactos de tecnología de vanguardia. El show cada vez exige sorprender más técnicamente.
Foto de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos – Londes 2012
Foto de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos – Londes 2012
Mientras algo que vemos se parezca más a algo que no pensábamos ver fuera del cine de ciencia y ficción, más nos sorprende. Y, con el desarrollo tecnológico avanzando tan rápido, cada vez es más frecuente que suceda eso.
Vemos que el deporte es un área muy importante de innovación y, por ello, de inversión. Si hay laboratorios esforzándose en encontrar la cura para el cáncer, también hay laboratorios dedicados a encontrar un nuevo material para hacer indumentaria deportiva más liviana o aerodinámica.
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